jueves, 26 de abril de 2012

Jazzografía #1 Buddy Bolden




Fundación del jazz

Corría el año 1906. La gente iba y venía, como cualquier día, a lo largo de la
calle Perdido, en un barrio pobre de Nueva Orleans. Un niño de cinco años,
asomado a la ventana, contemplaba aquel aburrimiento, con los ojos y los oídos
muy abiertos, como esperando algo que iba a ocurrir.
Y ocurrió. La música estalló desde la esquina y ocupó toda la calle. Un
hombre soplaba su corneta, alzada al cielo, y a su  alrededor la multitud batía
palmas y cantaba y bailaba. Y Louis Armstrong, el niño de la ventana, se
meneaba tanto que por poco no se cayó desde allá arriba.
Unos días después, el hombre de la corneta fue a parar al manicomio. Lo
encerraron en el sector reservado a los negros.
Ésa fue la única vez que su nombre, Buddy Bolden, apareció en los diarios.
Murió un cuarto de siglo después, en ese mismo manicomio, y los diarios ni se
enteraron. Pero su música, nunca escrita ni grabada, siguió sonando dentro de
quienes la habían gozado en fiestas o funerales.
Según dicen los que saben, ese fantasma fue el fundador del jazz.

Espejos: Una historia casi universal. Eduardo Galeano.

Buddy Bolden (el tercero, parado, de izquierda a derecha)

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