domingo, 12 de enero de 2014

Una fotografía una historia #12: Chiam Rumkowski el despota del Gueto de Lodz

Chiam Rumkowski: el despota del Gueto de Lodz

 "(...) Pero también provenía, –y esto era aún más desconcertante para los recién llegados ya que “es difícil defenderse de un ataque para el cual no se está preparado”– de los propios judíos, de la zona gris. Los ejemplos son reveladores. Los Kapos tenían puestos de mando y el poder de reprimir con impunidad hasta la muerte. Chaim Rumkowski, “Rey de los Judíos”, déspota del gueto de Lódz, que “ambicionaba (de sus hambrientos súbditos) no sólo obediencia y respeto sino también amor.” 
(De los hundidos y los salvados de Primo Levi)



 Mordechai Chaim Rumkowski (1877 - 1944), industrial judío que desempeñó el cargo de presidente del Judenrat o Consejo Judío de gobierno del gueto de Lódz (Polonia) durante la época del Holocausto nazi.
 Chaim Rumkowski fue, antes de la invasión alemana de Polonia, un hombre de negocios sin demasiado éxito, militante sionista y director de un orfanato. El 1 de octubre de 1939 fue nombrado por las autoridades de ocupación alemanas presidente del Gueto de Lodz, el mayor de los guetos judíos. En este puesto era el líder y máximo responsable ante los nazis del Judenrat o consejo de gobierno del gueto, organismo que debía ocuparse de la organización interna del mismo: distribución de alimentos, higiene, alojamiento, orden público y las operaciones necesarias para garantizar la eficacia de las deportaciones de habitantes del gueto hacia los campos de exterminio.
 Rumkowski estableció un gobierno férreo que hizo del gueto de Lodz un modelo de cara a las expectativas nazis, cuyas instrucciones en orden al exterminio de sus habitantes cumplía puntualmente. Su figura ha sido por tanto objeto de varios estudios y debates. Generalmente se le suele calificar de traidor y colaboracionista. Otras veces se le trata de "anciano ambicioso", "megalómano" o "enfermo". Lo cierto es que aprovechó su posición de poder en el gueto para cometer numerosas violaciones sobre mujeres judías muchas de ellas menores de edad.
 Algunos investigadores y testigos afirman que actuaba movido por la idea de que ayudando a los nazis a asesinar a algunos habitantes del gueto, se evitaría una matanza total y se ganaría tiempo hasta que cayera el régimen o éste decidiera poner fin al exterminio, con lo cual algunos judíos tendrían la oportunidad de sobrevivir.
 Cuando en 1941 a Rumkowski se le ordenó organizar las primeras deportaciones masivas al campo de exterminio de Chelmno, intentó negociar con los nazis una rebaja en el número de personas destinadas al sacrificio. No lo consiguió y en los cinco primeros meses del año fueron deportadas 55.000 personas, elegidas por la administración de Rumkowski. En 1942 recibió la orden de preparar la deportación de todos los niños y ancianos; Rumkowski pronunció un famoso discurso, "Dadme a vuestros hijos", con el que intentaba convencer a los habitantes del gueto de que colaboraran en la tarea, ya que, según él, la entrega ordenada a los nazis de todos los niños menores de diez años, los ancianos y los enfermos salvaría a las personas "útiles". Fueron deportadas en esa ocasión 20.000 personas. Se inició entonces un periodo sin deportaciones en el que Rumkowski vio la confirmación a lo correcto de su planteamiento. Sin embargo, en el verano de 1944, cuando el Ejército Rojo avanzaba sobre Polonia, los alemanes decidieron clausurar el gueto, esto es, asesinar definitivamente a sus habitantes. Entre el 23 de junio y el 14 de julio fueron embarcados hacia Chelmno 7.000 judíos, en una operación también coordinada por Rumkowski. Finalmente,en agosto se suspendió el Judenrat, se clausuraron los talleres del gueto y sus últimos habitantes fueron enviados a morir a Auschwitz, entre ellos el propio Rumkowski y su familia, que murieron en las cámaras de gas de Birkenau el 28 de agosto de 1944. 

http://es.wikipedia.org/wiki/Chaim_Rumkowski
http://en.wikipedia.org/wiki/Chaim_Rumkowski


"Igual que Rumkowski, también nosotros nos cegamos con el poder y con el prestigio hasta olvidar nuestra fragilidad esencial: con el poder pactamos todos, de buena o mala gana, olvidando que todos estamos en el ghetto, que el ghetto está amurallado, que fuera del recinto están los señores de la muerte, que poco más allá espera el tren". (Los Hundidos y los salvados de Primo Levi).

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