En el principio fueron los trapos.
De los desperdicios de los estudios Keystone, Charles Chaplin eligió las prendas más inútiles, por demasiado grandes o demasiado pequeñas o demasiado feas, y unió, como quien junta basura, un pantalón de gordo, una chaqueta de enano, un sombrero de hongo y unos ruinosos zapatos. Cuando tuvo todo eso, agregó un bigote de utilería y un bastón. Y entonces, ese montoncito de desperdiciados harapos se alzó y saludó a su autor con una ridícula reverencia y se echó a caminar a paso de pato. A poco andar, chocó con un árbol y le pidió disculpas sacándose el sombrero.
Y así fue lanzado a la vida Carlitos el vagabundo, paria y poeta.
1919 Hollywood Chaplin. Memorias del fuego III, El siglo del viento. Eduardo Galeano.
De los desperdicios de los estudios Keystone, Charles Chaplin eligió las prendas más inútiles, por demasiado grandes o demasiado pequeñas o demasiado feas, y unió, como quien junta basura, un pantalón de gordo, una chaqueta de enano, un sombrero de hongo y unos ruinosos zapatos. Cuando tuvo todo eso, agregó un bigote de utilería y un bastón. Y entonces, ese montoncito de desperdiciados harapos se alzó y saludó a su autor con una ridícula reverencia y se echó a caminar a paso de pato. A poco andar, chocó con un árbol y le pidió disculpas sacándose el sombrero.
Y así fue lanzado a la vida Carlitos el vagabundo, paria y poeta.
1919 Hollywood Chaplin. Memorias del fuego III, El siglo del viento. Eduardo Galeano.
Charles Chaplin. Fotógrafo Charles C. Zoller. |
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