Adolf Hitler y otros oficiales nazis en la fiesta navidad 1941 Hugo Jeager
«Los amigos de Adolf Hitler tienen mala memoria, pero la
aventura nazi no hubiera sido posible sin la ayuda que de ellos recibió.
Como sus colegas Mussolini y Franco, Hitler contó con el
temprano beneplácito de la Iglesia Católica.
Hugo Boss vistió su ejército.
Bertelsmann publicó las obras que instruyeron a sus
oficiales.
Sus aviones volaban gracias al combustible de la Standard
Oil [hoy Exxon y Chevron] sus soldados viajaban en camiones y jeeps marca Ford.
Henry Ford, autor de esos vehículos y del libro El judío
internacional, fue su musa inspiradora. Hitler se lo agradeció condecorándolo.
También condecoró al presidente de la IBM, la empresa que
hizo posible la identificación de los judíos.
La Rockefeller Foundation financió investigaciones raciales
y racistas de la medicina nazi.
Joe Kennedy, padre del presidente, era embajador de los
Estados Unidos en Londres, pero más parecía embajador de Alemania. Y Prescott
Bush, padre y abuelo de presidentes, fue colaborador de Fritz Thyssen, quien
puso su fortuna al servicio de Hitler.
El Deutsche Bank financió la construcción del campo de
concentración de Auschwitz.
El consorcio IGFarben, el gigante de la industria química
alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como
conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de
mano de obra. Estos obreros esclavos producían de todo, incluyendo el gas que
iba a matarlos.
Los prisioneros trabajaban también para otras empresas, como
Krupp, Thyssen, Siemens, Varta, Bosch, Daimler Benz, Volkswagen y BMW, que eran
la base económica de los delirios nazis.
Los bancos suizos ganaron dinerales comprando a Hitler el
oro de sus víctimas: sus alhajas y sus dientes. El oro entraba en Suiza con
asombrosa facilidad, mientras la frontera estaba cerrada a cal y canto para los
fugitivos de carne y hueso.
Coca-Cola inventó la Fanta para el mercado alemán en plena
guerra. En ese período, también Unilever, Westinghouse y General Electric
multiplicaron allí sus inversiones y sus ganancias. Cuando la guerra terminó,
la empresa ITT recibió una millonaria indemnización porque los bombardeos
aliados habían dañado sus fábricas en Alemania.»
Espejos: Una historia casi universal by Eduardo Galeano
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